Estamos a escasas semanas de que termine el año escolar. En lo primero que pienso es en que hace un año me sentía nerviosa y confundida respecto al tema. Mi hija de 3 años ya deseaba ir a la escuela. Después de pensarlo y discutirlo tomamos la decisión de llevarla. No niego que estábamos muy a gusto las dos todas las mañanas sin una rutina establecida, pero también se aburría en casa, su diversión consistía en jugar sola, a veces conmigo y otras tantas acostarse en el sillón a ver la tele.
La decisión estaba tomada y buscamos la manera porque aún no le correspondía ingresar a la escuela por la edad pero finalmente se dieron las cosas y con mucho ánimo preparamos el primer día de clases. Uniforme, lonchera y útiles. Desde ese primer día supe que no me había equivocado, ella entro feliz, nada de lágrimas ni temores. La temerosa era yo porque pensé que extrañaría estar en casa conmigo.
Hizo de inmediato amigas inseparables, encontró una "hermanita" y afortunadamente todos sus compañeritos la han mimado por ser la mas pequeña (un año de diferencia aproximadamente) y la han consentido de más. Ha aprendido muchas cosas entre las que destaco la disciplina. Nunca me ha dicho que no quiere ir, que tiene sueño o no desea levantarse. Siempre se levanta contenta, directo a la regadera, de buen humor y asiste a la escuela feliz porque sabe que sus amiguitos la están esperando para jugar. Ha aprendido muchas cosas, unas en la escuela, otras que yo le he enseñado y se que durante las vacaciones de verano deseará asistir al kinder como lo hace los fines de semana.
Ahora creo que mi temor inicia una nueva etapa porque tendrá nueva maestra, nuevos compañeritos y será complicado al inicio que ella se adapte al cambio... saldremos triunfantes estoy convencida.
Mientras tanto a disfrutar de estas ultimas semanas que pronto estaremos de vacaciones.
martes, 21 de junio de 2011
sábado, 11 de junio de 2011
Papá, te necesitamos!!!
Nosotras las mujeres concebimos y traemos al mundo a los hijos. Pero el trabajo de educar y guiarlos es trabajo en equipo. En la mayoría de las familias este equipo esta formado por papá y mamá.
Desde el momento que mi hija llegó a este mundo incondicional e imprescindibe ha sido el apoyo de su papá. Él cambió pañales, dió biberones, se desveló y también se agotó como lo hice yo cuando Estrella era pequeñita. Ambos nos turnamos para levantarnos por la madrugada a preparar el biberón, para tomar la temperatura y para dar el medicamento. Él también lavó ropa, puso maleta para la guardería y asistió a las reuniones. Y no creo que solamente lo hiciera porque yo también trabajo, sino porque hasta el día de hoy veo en él un padre ocupado por su hija, que se interesa por todo lo que ella hace y junto a mi la va guiando por esta vida.
Hoy me toca hablar de lo que en esta maravillosa aventura a mi esposo le ha tocado. Él siempre ha estado ahí, a lo largo de estos 4 años para ponerse en mi lugar cuando yo no estoy, para cocinarle, para servir el desayuno, preparar lunch o planchar el uniforme. Esto sigue siendo trabajo de equipo, hemos estado de acuerdo en que es cuestión de ambos el bienestar de nuestra familia.
Reconocidos o no, ellos también merecen un día especial, merecen ser consentidos y festejados. También se merecen un ramo de rosas rojas, una caja de chocolates, unos zapatos, tarjetas, poemas y festivales en las escuelas.
Creo que no me equivoqué, mi hija y yo estamos agradecidas por todo lo que él hace en casa y fuera de ella por su familia. Incluyendo a Nelson.
Gracias!
Desde el momento que mi hija llegó a este mundo incondicional e imprescindibe ha sido el apoyo de su papá. Él cambió pañales, dió biberones, se desveló y también se agotó como lo hice yo cuando Estrella era pequeñita. Ambos nos turnamos para levantarnos por la madrugada a preparar el biberón, para tomar la temperatura y para dar el medicamento. Él también lavó ropa, puso maleta para la guardería y asistió a las reuniones. Y no creo que solamente lo hiciera porque yo también trabajo, sino porque hasta el día de hoy veo en él un padre ocupado por su hija, que se interesa por todo lo que ella hace y junto a mi la va guiando por esta vida.
Hoy me toca hablar de lo que en esta maravillosa aventura a mi esposo le ha tocado. Él siempre ha estado ahí, a lo largo de estos 4 años para ponerse en mi lugar cuando yo no estoy, para cocinarle, para servir el desayuno, preparar lunch o planchar el uniforme. Esto sigue siendo trabajo de equipo, hemos estado de acuerdo en que es cuestión de ambos el bienestar de nuestra familia.
Reconocidos o no, ellos también merecen un día especial, merecen ser consentidos y festejados. También se merecen un ramo de rosas rojas, una caja de chocolates, unos zapatos, tarjetas, poemas y festivales en las escuelas.
Creo que no me equivoqué, mi hija y yo estamos agradecidas por todo lo que él hace en casa y fuera de ella por su familia. Incluyendo a Nelson.
Gracias!
miércoles, 8 de junio de 2011
Impulsando un sueño...
Hace mas de un año que mi hija me pidió, gracias a Angelina Ballerina, que la llevara al Ballet. No lo hice en ese momento porque estaba muy apegada a mi y quise dejar pasar mas tiempo, a los tres años no tenía la conciencia de las cosas como ahora a los 4. Hace una semana decidí llevarla y estuve presente durante su primer clase. No pude dejar de observarla todo el tiempo como ponía atención a la maestra y obedecía a la perfección. Sus movimientos son bruscos y equivocados pero se que con el tiempo ella aprenderá, es disciplinada, eso me consta.
Mi hija tiene un sueño, inocente, tierno y dulce que es bailar. Es aquí donde entramos nosotros como padres. Si ella desea hacer algo, si tiene una idea ¡Manos a la obra!, le compramos el vestuario y pagamos las clases con la única condición que no es un juego, es una disciplina que requiere mucho esfuerzo, no solo físico sino también emocional. Mi idea de hacer algo no es empezar y no terminar. Yo inculco la constancia y la disciplina... ella va con muchas ganas y contentísima de hacer algo que le fascina desde pequeñita, bailar.
Cuando sus hijos tengan un pequeño sueño, una idea y ganas de emprender algo den su apoyo. En medida de nuestras posibilidades, hagamos de ellos niños verdaderamente felices.
Mi hija tiene un sueño, inocente, tierno y dulce que es bailar. Es aquí donde entramos nosotros como padres. Si ella desea hacer algo, si tiene una idea ¡Manos a la obra!, le compramos el vestuario y pagamos las clases con la única condición que no es un juego, es una disciplina que requiere mucho esfuerzo, no solo físico sino también emocional. Mi idea de hacer algo no es empezar y no terminar. Yo inculco la constancia y la disciplina... ella va con muchas ganas y contentísima de hacer algo que le fascina desde pequeñita, bailar.
Cuando sus hijos tengan un pequeño sueño, una idea y ganas de emprender algo den su apoyo. En medida de nuestras posibilidades, hagamos de ellos niños verdaderamente felices.
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